La ruta de la seda, famosa sobre todo gracias a Marco Polo, es en realidad una extensa red de rutas que unen el sur, este y oeste de Asia, el norte de África y el Mediterráneo. Debido a esta diversidad cultural que se encontraba por esta ruta ha sido una de las principales rutas de transmisión de conocimiento, y por supuesto comercio.
Se piensa que la ruta de la seda se originó ya en tiempos prehistóricos, debido a que toda esa zona de Asia es muy llana, fértil y con abundante agua y hierba, lo cual propicia un viaje más sencillo. También al ser territorio en su mayor parte libre, y no pertencer a nadie, sólo ser pasto de los nómadas, no se originaban conflictos por invadir propiedad ajena.
Siguiendo el transcurso de la historia fueron muchos pueblos los que tarde o temprano crearon y usaron partes de la ruta de la seda: los egipcios, los habitantes del norte de áfrica, los chinos y muchos más. Concretamente los chinos hicieron extensas expediciones para conocer territorio y culturas tan lejanas como Syria incluso 130 años antes de Cristo. Con la conquista romana de Egipto en el 30 a.C. el comercio con India, Sri Lanka, China, África y Europa sufrió un auge enorme. En Roma incluso se convirtió en un problema el gran amor por la seda que desarrollaron los nobles, importando grandes cantidades de esta tela y vaciando las arcas de la ciudad. Hay que recordar que los chinos tenian el monopolio absoluto de la seda (imponían pena de muerte a intentos de exportación de huevos o gusanos de seda), y en Europa nisiquiera se sabía de donde provenía. Seneca el joven y Virgilio llegaron a afirmar en sus libros que la seda crecía en los árboles.
Antes de la Edad Media se produjeron grandes luchas de poder alrededor de la ruta de la seda, surgiendo imperios y reinos diversos, desde los uigures, mongoles y otros pequeños estados militares hasta el gran imperio musulmán de Persia.
Fue en el s. XIII cuando el famoso veneciano Marco Polo viajó a la China, relatando su viaje en su libro "Los viajes de Marco Polo", que abrió los ojos occidentales a muchas de las costumbres orientales. Marco Polo estaba profundamente influenciado por el Cristianismo e hizo muchos comentarios negativos sobre todo acerca del Budismo y en menor medida sobre el Islam en su libro.
Alrededor del año 1400 la ruta de la seda ya se desintegró y dejó de ser la ruta principal de transporte de seda. Con la desaparición de la ruta de la seda, se intentaron encontrar otras rutas de comercio para llegar a china, sobre todo la marítima. Fue precisamente esta la razón por la que Cristóbal Colón partió en 1492, para encontrar una nueva ruta a las Indias.
Hoy en día una parte de la ruta de la seda se utiliza como línea ferroviaria, concretamente desde Urumqi (China) hasta Astana (Kazajstán).
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