Al Andalus

Al Andalus es el nombre dado a las partes de la península Ibérica bajo gobierno musulmán en varios períodos entre el año 711 y 1492. Primero fue parte del califato Omeya hasta el año 750, luego se instauró el Emirato de Córdoba hasta el 929, posteriormente el califato de Córdoba hasta el año 1031 y finalmente los reinos de "Taifas" hasta la rendición de Granada como último reino en 1492, en ese momento bajo el gobierno de Muhammad XII Abu Abdullah, conocido como el "rey chico" o "Boabdil" (que surgió como corrupción de Abu Abdullah).

Durante gran parte de su historia, y especialmente durante el califato de Córdoba, Al-Andalus se convirtió en un espléndido centro de aprendizaje y comercio en el mundo musulmán y en todo el Mediterráneo.

Fue especialmente notable la coexistencia de judíos y cristianos, que pudieron vivir pacíficamente en Al-Andalus pagando un impuesto anual conocido como "Yizya" a cambio de protección y supresión de obligaciones militares. La población judía de al Andalus era la mayor de toda europa (5% de la población), y muchas tribus cristianas que eran perseguidas por herejes en otros lugares pudieron encontrar paz en tierra musulmana.

El desarrollo cultural en Al-Andalus fue espectacular, con personajes tan ilustres como los filósofos Averroes (Ibn Rushd) y Ibn Tufail, astrónomos como Maimonides, Ibn Bajjah y Nur Ed-Din Al Betrugi, médicos como Abu al-Qasim al-Zahrawi (el padre de la cirugía moderna, cuyas técnicas aún se utilizan en neurocirugía) y muchos más. También en el campo de la traducción de textos griegos hubo grandes avances al igual que en las matemáticas, la óptica, la botánica y en resumen se pusieron los fundamentos de todas las ciencias modernas. Hoy en día es indiscutible que sin Al-Andalus jamás se habría podido producir el Renacimiento en Europa, que es la base de la cultura Europea actual.

El comercio igualmente tuvo una gran expansión, abriéndose nuevas rutas hacia Ceilán, China y en general todo el Oriente Extremo. Desde Sri Lanka (Ceilán) se traían maderas perfumadas como sándalo. Desde el Tibet se traía almizcle, incienso y ámbar gris desde Aden. Para las mezquitas de Al Andalus se traían lámparas de bronze y de cristal, que se utilizaban tanto para quemar sustancias aromáticas como para iluminación.

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