Los quemadores de aceite se usan desde hace mucho tiempo para quemar o calentar fragancias aromáticas y aceites esenciales. Habitualmente constan de un cuenco pequeño, donde se introduce la sustancia que se desea calentar, y un espacio debajo donde se coloca un pequeña vela que no produce tanto calor como para quemar la sustancia, y no produce humo. Los aceites al calentarse empiezan a evaporarse y difundir un agradable aroma por toda la habitación. Ejemplo de este tipo de aceites son: Jazím, aceite de lavanda, aceite de limón, Ylang-ylang, Pachuli...
Aparte de los efectos aromáticos que tiene el uso de este tipo de quemadores también se le atribuyen algunas cualidades médicas al quemar determinado tipo de aceites, como por ejemplo el aceite de árbol de té, obtenido destilando las hojas de un árbol australiano conocido como Melaleuca Alternifolia y usado por los aborígenes durante siglos por sus numerosas propiedades, entre ellas antisépticas, fungicidas y para tratar otra gran variedad de dolencias. El aceite de árbol de té se utiliza para fabricar antisépticos, desodorantes, fungicidas, champús, geles y lociones.
Estos quemadores hechos de sal del Himalaya tienen el beneficio añadido que desprenden continuamente iones negativos, para compensar el perjudicial efecto que tienen los iones positivos producidos gracias a la gran cantidad de máquinas eléctricas, ordeandores, televisiones, teléfonos etc. que nos rodean.
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